Dra. Ana I. Rivera
Durante largos meses la niñez y juventud de nuestro archipiélago había estado parcialmente ocupada, de forma presencial o virtual estuvieron intentando cumplir con los requerimientos de un programa de estudios. Con mayor o menor éxito culminó el año escolar 2020-2021 y comenzó el verano.
El verano es la época del año que más preocupa a los padres y madres. Durante dos meses, la presencia de hijos, hijas, nietos( as), sobrinos( as), y demás parentela, inunda nuestros hogares de voces y movimiento. Son niños(as) y jovencitos(as) que no tienen nada qué hacer: niñez y juventud sin planes de acción.
El diccionario nos define el ocio, como el tiempo libre de una persona; total omisión de la actividad. Poder hacer una pausa en el ajetreo diario, unas horas para no hacer nada durante los fines de semana, o varios días durante el verano, son períodos necesarios y saludables para descansar el cuerpo y la mente. Pero, cuando estos períodos de tiempo se prolongan, pueden convertirse en ociosidad; y, para este término, el diccionario tiene una definición distinta.
La ociosidad, se define como el vicio de no trabajar; el ocioso es el que padece este vicio. El ocioso se convierte en inútil, no da fruto ni provecho. Fíjense, mis lectores(as), como algo muy justo, como es el ocio, puede convertirse en un vicio que, a su vez, promueve otras consecuencias.
Lo ideal es que su hijo o hija participe en uno de los varios campamentos certificados que se ofrecen en el verano. Pero los que, por la razón que sea, permanecen en sus hogares, necesitan un programa de actividades. No use la palabra trabajo. En un hogar hay tantas actividades que realizar ...
Reúnase con los( as) niños( as) y jóvenes y hagan un estudio de necesidades. Recorran las dependencias del hogar y observen la marquesina, el jardín, las ventanas. Invítelos(as) a reorganizar su cuarto. Planifique con ellos. Involúcrelos, tómelos en consideración. Hágales sentir que sus opiniones son importantes. Preparen juntos un plan de actividades. Incluya tiempo para todo. Veinticuatro horas dan para dormir, ver televisión, jugar, ir de paseo, descansar y para algunas actividades provechosas.
Tenga en mente que los( as) niños( as) y los( as) jóvenes están llenos de energía. Por culpa de la ociosidad esas energías se acumulan durante semanas y semanas, pudiendo convertirse en bombas de tiempo. Algunos o algunas de nuestros(as) hijos(as) pueden canalizar esas energías en actividades contraproducentes.
Promueva el valor del trabajo desde que los niños y las niñas están pequeños( as). No es que usted va a depender de ellos, sino que ellos y ellas van a colaborar con usted y aprender a usar el tiempo libre en forma provechosa y a sentirse valiosos(as) y necesarios(as). La conducta de los niños, niñas y jóvenes suele mejorar cuando se sienten bien consigo mismos( as) y con los( as) demás.
Durante el verano canalice las energías de sus hijos(as), evite los peligros del OCIO y promueva la unión familiar. Y no olvide, puede utilizar parte del tiempo libre para Repasar, Recordar y Reforzar destrezas y conocimientos para el regreso exitoso al nuevo año escolar.