Hace más de 2,000 años, Platón pensaba que se debían educar las emociones de los(as) niños(as) para que se convirtieran en sus aliadas y no en sus enemigas y que la disposición emocional que presentara un(a) alumno(a) determinaba su habilidad para aprender. Siglos después, Edward Thorndike (1920) expuso el concepto de inteligencia social y lo definió como la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y a las mujeres a actuar sabiamente en las relaciones humanas. Gardner (1995) considera que la escuela debe ejercer una función más directa en la formación de las actitudes, los sentimientos y el autoconcepto de la niñez. Daniel Goleman (1995) expone que la inteligencia académica no nos prepara para las vicisitudes que nos depara la vida y que las personas más brillantes pueden hundirse en los peligros de las pasiones desenfrenadas y de los impulsos incontrolables. Una persona con un elevado cociente intelectual podría resultar un terrible piloto de su vida.
Un ser humano exitoso requiere combinar sus habilidades cognitivas innatas con un conjunto de destrezas sociales y emocionales que debe desarrollar en el transcurso de su vida.
El aprendizaje socioemocional se refiere a la adquisición de conocimientos y destrezas en diversas áreas del desarrollo humano tales como:
- Autoconocimiento emocional - Es la capacidad de reconocer y entender en sí mismo los estados de ánimo y los impulsos, así como sus efectos sobre los demás.
- Control emocional (autogestión) - Consiste en la habilidad de manejar los propios sentimientos, restringir los impulsos inapropiados, pensar antes de actuar y el desarrollo de la automotivación.
- Habilidad para las relaciones interpersonales - Esta habilidad es la base del liderazgo, la popularidad y la eficiencia interpersonal. Demuestra habilidad en el manejo de las relaciones con los(as) demás.
- Toma de decisiones responsables - Se refiere a tomar decisiones seguras y saludables que cumplan con el código moral de la persona y beneficien el bienestar propio y el de los demás
La familia y la escuela tienen la tarea de darle prioridad al aprendizaje socioemocional. Una juventud estable social y emocionalmente está mejor preparada para enfrentar los diferentes retos que le esperan en la vida.
Ambas instituciones deben tener como meta capacitar a la niñez con las herramientas necesarias para que pueda tener un desarrollo social y emocional exitoso y feliz. Los niños y las niñas deben sentir la satisfacción de que están Aprendiendo a ser felices.
ANISA te facilita la tarea